viernes, 7 de octubre de 2011

El triunfo de lo sencillo

La muerte rara vez avisa. Así lo entendía Steve Jobs, que hizo de su frase patentada “Sí vives pensando que hoy vas a morir, probablemente algún día lleves razón”, su religión. El mérito del gurú californiano no residía en su particular inspiración creadora para visionar sistemas operativos que no existían, sino más bien en su modo de estar en el mundo. 

Genio cercano, visionario, Einstein moderno, son algunos de los adjetivos que hemos podido leer y escuchar en todos los medios de comunicación desde que se conociera la noticia de la muerte de Steve Jobs en la madrugada del 6 de Octubre. Sin embargo, y sin despreciar ninguno de ellos, encuentro un nexo común entre todos ellos, y es la sencillez. La sencillez elevada a la máxima potencia. 

En sus creaciones, con los sistemas más intuitivos del mercado, en sus diseños, con las lineas más básicas, en su indumentaria, dejando atrás cualquier protocolo aplicable al gran hombre de negocios. De forma sencilla entendió también su vida, tal vez siempre fue consciente de la lucidez de su mente y de la gran confianza que se profesaba. El fue el que nos enseño que podíamos tener el mundo en nuestras manos, pero que ese mundo hay que saber verlo, y la vida hay que saber vivirla. No sabemos si cumplía con exactitud lo que nos contaba, al menos lo aparentaba, pero ya sabéis lo que se dice de los genios. Como se trata de elegir, yo prefiero quedarme con la figura del hombre moderno, que superó al tiempo que le tocó vivir, trasladándose al futuro, pero esa es sólo mi humilde visión de esta historia con temprano final.


 Jobs solía decir que todos las cosas que se hacen en la vida, son puntos que conectan en el pasado, porque mirando al futuro todo parece absurdo y podemos perdernos. Hoy ya no existe futuro para Steve Jobs, pero si miramos al pasado, todos sus puntos quedaron conectados, el mundo quedó conectado.  

1 comentario:

  1. No sé, hasta que no se ha muerto y me lo han metido hasta en la sopa no me había planteado una valoración sobre Steve Jobs y su influencia en este sainete que es el capitalismo globalizado que me ha tocado padecer.

    Después de darle unas cuantas vueltas creo que, dado que vamos pasados ya de desarrollo tecnológico a nivel usuario, tampoco se pierde nada porque otro feriante se vaya pal otro barrio. Eso sí, me quito el sombrero con lo bien que vendió hasta su propia muerte. Brindo por ello.

    DESDE EL FRENTE DE CHARRAJEVO

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