Alegría y euforia. Miles de personas, hombres y mujeres, niños y ancianos. 951 ciudades en los cinco continentes. Un único mensaje saliendo de todas las bocas: “necesitamos un cambio global”.
Bajo un radiante sol otoñal, centenares de indignados, pasearon sus pancartas por las calles de Madrid. Se han acabado los gritos sordos, se ha acabado la desidia del sofá, ha llegado el momento de alzar la voz, ha llegado el momento de creer que el cambio es posible.
Durante el recorrido de la marcha, un cartel llamó mi atención por encima de todos los demás, “los derechos se conquistan” rezaba. Quise averiguar quién había detrás de aquel maravilloso lema. Lo que vi, llamó todavía más mi atención. Una chica joven, de no más de veinte años era la ideóloga.
Todo esto viene a lo siguiente. ¿No estamos los jóvenes demasiado acostumbrados a vivir bajo el resguardo de derechos conquistados por otros? ¿Ha llegado el momento de crear nuestra propia herencia?
Seguí este movimiento desde el principio, sobre todo por la energía que desprendía. Ahora lo sigo, porque creo firmemente en él.
Creo que estaremos perdidos si dejamos el poder en manos de gente a quien nada o poco importamos. Estaremos perdidos si nuestra única soberanía consiste en ir a las urnas una vez cada cuatro años. Estaremos muy perdidos si no reivindicamos aquello que consideramos nuestro.
En esta sociedad todo está pensado para que no pensemos. Quien no quiera verlo, está ciego. Sociedad capitalista, globalizada, en la que la mayor preocupación para algunos consiste en el apagón de Blackberry. Mientras que los tengamos entretenidos con la maquinita, todo estará controlado, pensarán.
Sin embargo, esa globalización que tanto aborrecemos algunos, bien mirada, no está tan mal. Esa globalización ha hecho posible, que aquel humilde movimiento del 15M, que nació en las calles de Madrid, ayer se hiciera mayor en la calles de medio mundo. Esas maquinitas que pretenden esclavizarnos, y convertirse en prolongación de nuestras propias manos, han sido una de las principales vías de movilización de ciudadanos. Los que intentan alienarnos, no deberían olvidarse de que el pueblo es inteligente. Es inteligente, pero estaba dormido. Ahora se despereza poco a poco. Despierta. Al menos eso es lo que vi yo ayer en Sol. Que tengan cuidado aquellos que se creen invencibles, solo tienen que darse un paseo por la historia.