domingo, 8 de mayo de 2011

El alemán



El miércoles pasado, día de resaca futbolística, me hallé en una situación tan sorprendente como conmovedora. Después de mi correspondiente clase de inglés matutina, y tras haber pasado por el agua que nos revive cada mañana e ingerido ese cruasán con mantequilla sin el que ya no puedo vivir, me puse en marcha para intentar encontrar ese libro de inglés perfecto en su forma y contenido, que me permitirá por fin acreditar mis conocimientos.

Al llegar a la librería, y tras subir las escaleras siguiendo el cartel “libros de idiomas arriba”, me encontré una situación que para mi fue reveladora.

Un hombre menudo, de unos ochenta años, no menos, se debatía entre unos cuantos libros. No tendría mayor transcendencia la situación si no fuera porque todos aquellos libros eran de iniciación al alemán. El entrañable señor le preguntaba a la chica de la tienda cuál sería mejor para él, cuando entré yo en escena, para desgracia del señor que fue abandonado a su suerte ante tan crucial decisión.

Mientras yo recibía los consejos pertinentes sobre mis manuales, mi alma curiosa me llevó a escuchar cómo la señora de chaquetita roja que acompañaba al señor entrañable, le insistía y presionaba para que escogiera rápido, “coge este mismo, el de la cubierta verde”. Sin embargo, él no estaba seguro sobre cuál de aquellos libros, llenos de palabras imposibles, le haría avanzar más en su propósito.
Ya imagino lo que pasaría por la cabeza de la compañera de aquel señor, que sin equivocarme, habría permanecido a su lado más de cincuenta primaveras: “ahora le ha dado por el alemán, y yo sin comprar las berenjenas para las lentejas, y a estas horas…”.

Las mismas escaleras me devolvieron de nuevo a la bulliciosa calle Gaztambide, que rozando ya el medio día, era un hervidero de gente sin rumbo.
Yo, abrazada a mi futuro, materializado en un libro de 600 páginas, tuve por un momento claro el camino. Nunca es tarde para nada, sólo y únicamente, hay que tener ganas de intentarlo. Mientras, el viejecito continuaba al refugio de la sabiduría, en la vieja librería de la calle Gaztambide, sin saber qué libro sería mejor para pronunciar sus primeras palabras en alemán a sus ochenta años.

9 comentarios:

  1. Solo las grandes personas se fijan en los pequeños detalles!!!!

    Me encanta pin.

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  2. magnífico!
    como buen alemán, lo digo, claro está!

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  3. Ohhh!! me imagino perfectamente a ese buen hombre! que lindo! Seguramente él dentro de su trascendental debate no se pudo imaginar el empujó anímico que te dio esa mañana!! vaya suerte! es una alegría encontrarse de vez en cuando con esas personas llenas ilusión! siempre podemos empezar a aprender! en cada momento tenemos una oportunidad empezar algo que nos motiva!... en fin! me uno a aquel señor en su experiencia con el alemán!

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  4. gracias, con toda mi ilusión os lo transmito!!

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  5. La verdad es que, hoy por hoy, nuestras vidas circulan a tantísima velocidad que resulta casi imposible pararse a pensar siquiera hacia donde se dirigen.
    Esta microhistoria de intrahistoria me recuerda muchísimo a una canción de Los Suaves: "Por una vez en la vida". Muy saludable visitarla de vez en cuando.

    DESDE CHARRAJEVO CON AMOR

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  6. Muy bueno.

    Nadie dijo nunca que fuera fácil, por eso en momentos dificiles, sería bueno volver a esa libreria (post), para poder continuar con las mismas ganas con las cuales empezamos.

    Te hace soñar y olvidar esas cargas sociales que nos imponemos al nacer, para poder quedarnos con el nunca es tarde.... asique solo decirte que Gracias por compartir eso con nosotros!

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  7. Ejemplo claro de que cuando un abuelo de 86 te dice en el super : Quien volviera a los tuyos, tú le tienes que contestar..."Ójala yo llegue a los suyos así de bien", me queda perfeccionar inglés, mudarme de país, viajar, tener un trabajo, una revista, hacerme peluquera...y...de los 80 a los 86 puedo dedicarme a estudiar alemán...

    Te doy un 110? 10 de margen para llegar al 120..

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  8. Sigo con mis problema informáticos (Víctor), espero que recibas el comentario.
    La historia del libro de aleman me parece de cine, por lo menos de un corto con algún premio.
    Aquí como no hay casi librerías y menos, panilleros mayores que quieran estudiar Aleman, de modo que no tenemos anécdotas tan buenas.
    Adelante con tu blog, nosotros tenemos uno que ha realizado Ricardo, pero no sabemos hacer nada.
    Un abrazo y ánimo.

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  9. que ventana más bonika :D

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